La última pincelada sobre los párpados
agrandaba el verde de los ojos, después
sonrisa, bolso, chaquetón y paso decidido
a la búsqueda de
independencia útil.
La luz de diciembre
ilumina sueños y caminos.
Una muchacha recorre las largas avenidas
del no, espere acabó el plazo, está cubierto...
Pasa el tiempo como un regalo incierto,
la vida continua sin velar por nadie
y el ser intenta asimilar
sentimientos de pertenencia
sin saber muy bien
a qué, a quién, a dónde.
Nada es verdad, nada cambia,
avanzan los siglos,
las mismas zancadillas de sistemas perversos
que ciegos, sordos, mudos o de excesiva verborrea
chapotean en la incertidumbre
alimentando vacíos de desesperanza.
El ocaso da su última pincelada
sobre las huellas sin rumbo de los días
una muchacha, un nombre, un número
¿un ser a la deriva? o ¿una música, un color, un aroma,
una lucha contra lo incomprensible?