Más que la luz más alta
me llevaron tus ojos
atascando las lágrimas
al borde de la ira,
eran días azules
de mirar invadidos,
con caricias de espumas
entrando en los rincones
de mi alma desierta,
caldeando las sombras
del último naufragio
con ala desolada.
Camino-estrella, luces,
espiral de unos brazos
que antecruzan senderos
colgando sus miradas
del manto del silencio.
Poema publicado en 1985 en Nervo. Cuadernos de Poesía
Noche y cristal
junto a mi piel
tu voz
silencio recreado
en el último poro
de mi espacio,
alertado al instante cayente
de mi vaho dormido,
es hermosa la noche
que me graba en tu imagen
horadando tinieblas
de ternura desnuda
que me imagina un cosmos
de fuegos amarillos
colgados de tus dedos
que me piensa
irrepetidamente
en la eterna pared
de las ausencias
donde se van clavando
albadas de sosiego,
es hermosa la noche
cristal acuchillado
en tu pecho caléndula
abrigando de mirlos
que me corre por la sangre
amándome
perdiéndose
en las torcidas
aguas de tus ojos.
Poema publicado en 1984 en Nervo. Cuadernos de Poesía (Bilbao)
En la muerte de la gaviota
que tú enterraste junto a la playa
había
un salobre suspiro conformado,
un trozo de mar hecho vuelo
que volvía otra vez a encontrar
la profunda raíz de su imagen
besada por sí mismo.
Pensé, deseé
aquel licuarse silenciosamente azul
sobre un pecho amigo
retornando,
siempre retornando al amable
paisaje familiar para perpetuarse
como una ausencia, un espectro,
un contacto continuo.
No dije nada,
los ojos de gaviota ciegos,
ciegos como todo el mar
que bebieron locos de amor,
permanecían fijos
como esas manos tuyas,
arena, brisa, espuma.
Poemario inédito: Jarcia (1984)
