dijous, 31 d’agost del 2023

El verde rabioso de las uñas

 

El verde rabioso de las uñas

hacía guiños al sol de la mañana,

sentada a la sombra del ariete

                            juega con las voces que no existen...

-¿Sabes, amor, que la primera vez

que cortaron tus uñas fue bajo el rosal del porche,

ritual ancestral, tradición familiar

que otorga el don de una voz privilegio?

¿Sabes amor que... sabes... sabes?...

No quería saber.

La voz era suya

como el verde de las uñas,

el negro del sujetador

y el azulgris de los ojos.

No quería saber,

le bastaba ser una voraz lectora de poemas,

una loca que canta a Neruda

en noches de luna llena

y susurra a Puccini

                                  para dormir al gato.

Le bastaba ser ella

imprevisible como una flor de fuego

                                   abierta en el invierno

o un mar de estío encerrado

                                     en el cubo de un niño.

Le encantaba

                        coger trenes sin rumbo

y en cualquier estación,

sin nombre y a escondidas,

desnudar el deseo

con los ojos cerrando las trampas del mañana.