dijous, 25 d’abril del 2019

"De trigo y amaranto"


Dejad a las muchachas
que inunden las callejas de miradas,
que rosas de sus pechos
alfombren las esquinas
aguardando los sueños,
que aprendan,
que no siempre es verdad
el beso que las hiere.
Dejad que por sus ojos
naveguen las palomas
y les duela el naufragio
intacto de la espera.
Ellas no saben
que en las trincheras de sus vientres
se apostará la vida
y que,
cuando el cerezo ofrezca sus dulcísimos frutos,
se quebrará su piel
de trigo y amaranto.
Entonces,
esa necesidad de ser felices,
esa ilusión que les tiembla en los labios,
enhebrará sus cuerpos de gaviota
al vuelo de otros cuerpos.

"El viento"



                                                                                   El viento tiene siempre el pudor
                                                                                   de una mera señal.
                                                                                                          Vladimir Holan

En la esquina
se recicla cristal:
botellas que perdieron su alma
en un amor amargo,
o fueron violadas por labios olvidados
cautivos de una noche;
frascos de eterna juventud
al abusivo precio
de un momento feliz.
A los pies del container,
montones de papel,
propaganda aprisionando un sueño,
diarios que se venden al mejor postor,
libros desalojados de una casa heredada
con sus hojas débiles y amarillas
como la piel de un parado sin esperanza,
libros quejándose del viento
sobre el rastro de los ojos que los amaron,
quejándose de la vida,
obligación terrible
de seguir en extraños compartimentos
donde duele el corazón de las palabras.

Bienvenida

Estimadas y estimados lectores,

Me animo a emprender la aventura de publicar algunas de mis poesías más recientes mediante este blog. Desde que publiqué "Aliento de la tierra", mi espíritu creador se ha mantenido incólume. Las experiencias vitales y los viajes de los que he disfrutado son constantes fuentes inspiradoras para mí.
Espero que mis poemas os gusten, y estaré atenta a vuestras sugerencias para posibles nuevos escritos.

¡Un abrazo!

María Teresa Gascón