dijous, 25 d’abril del 2019

"De trigo y amaranto"


Dejad a las muchachas
que inunden las callejas de miradas,
que rosas de sus pechos
alfombren las esquinas
aguardando los sueños,
que aprendan,
que no siempre es verdad
el beso que las hiere.
Dejad que por sus ojos
naveguen las palomas
y les duela el naufragio
intacto de la espera.
Ellas no saben
que en las trincheras de sus vientres
se apostará la vida
y que,
cuando el cerezo ofrezca sus dulcísimos frutos,
se quebrará su piel
de trigo y amaranto.
Entonces,
esa necesidad de ser felices,
esa ilusión que les tiembla en los labios,
enhebrará sus cuerpos de gaviota
al vuelo de otros cuerpos.

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