Los caminos más fríos,
los cobijos más tristes,
los yermos moribundos,
los soles inclementes
y tu huella profunda
en la tierra callada.
Andariega sin tregua
en noches de silencio
consumías la vida
con tu pluma incansable
grafiando tu alma.
Quisiste ser feliz (tu peor pecado)
y en las pequeñas cosas
la plegaria al amado
era muerte de amor,
amor y más amor.
La oscuridad vestida
de norma intransigente
acosaba tus pasos,
tu osada libertad.
¡Mujer y en aquel siglo!
A través de los tiempos
traspasa tu memoria
el polvo de los días
y el cielo que miramos
en el alba sangrante
o en el ocaso huido
prolonga a lo infinito
el amor que nos salva.
24ena Primavera Poètica 2018. Dones del Centre.
Bonic!
ResponEliminaUn poema molt maco.
ResponEliminaGenial!
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