El último velero
cruzaba la bahía.
Aún veo la luz
que trastocó aquel día canicular
ardiente en su muerte de sol.
Jugando con las olas
un abrazo llenando
el hueco de la vida
unos cuerpos sin nada,
sólo la piel que ama.
Este presente incierto,
indiferente, frívolo,
acotará de olvido
lujurioso y gastado
el temblor de unos labios
cuando nazca la noche.
Un poema molt maco! Felicitats!
ResponEliminaGran poema, gran foto!!!
ResponElimina¡Enhorabuena!
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