La noche asomó trémula
golpeando el largo corredor
y sus vidrieras de silencio.
Todo era consciencia e inconsciencia
de un milagro demasiado monótono.
Los instantes perviven en las formas,
y él apareció troceando tu vientre
en cristales de sangre
para ocupar un sitio
en la blanca cuadrícula del aire.
El insomnio estrenado
en tus ojos de madre aprisionada
tiene color de sol y tacto de amapola.
Un gesto oxidado y primario
te volcó a su boca.
un son balbuceante endulzó tus oídos.
Era aliento de vida,
era asombro que se fundió
en la nana de luz que regaló una estrella.
¡Qué bonito! ¡Felicidades!
ResponEliminaMaco!!!
ResponElimina¡Tierno!
ResponElimina¡Enhorabuena!
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