dissabte, 4 de desembre del 2021

La vida en cada labio (III)

Y es que todo era signo,

signo violentado de unos dudosos años,

torbellinos de feria,

caballos de cartón con tristes desconchones

y un sol crepuscular muriéndose en los ojos,

bailando en las trompetas y

penetrando osado entre las piernas

pálidas de las hembras danzantes

mientras arriba, como algodón, las nubes

precipitaban blancos en pechos desbocados,

a lo lejos

el silbido y la máquina

la distancia y el miedo

el gris y la renuncia

el tiempo y los mil rostros

el pan y los silencios

los caminos y el humo

tejían la maraña donde el cuerpo sucumbe

para resucitar, dorado de retoños

que retuercen la vida.

 

Y la vida otra vez, como barca de azogue

que rompiendo el amarre

Se desprende y navega,

volvía a ser aquel mar

que enfebrecido y loco robó el beso primero,

barrió la flor de sangre

y humedeció el lecho de peces y gaviotas.

 

La playa queda lejos ahora,

pero aún siento un deslumbre de arena

cegándome los ojos,

una tibia humedad

abrazada a mi cuerpo

y la palabra siempre

gritada por las olas

que golpean mi vientre.


 

 

2 comentaris: