Aquella niña negra
abrazada a su bolso
en una noche ardiente
de casinos y sexo estaba sola.
Sola
en una marabunta
de estrellas y ojos tristes,
de dólares y huidas,
de ambición y destierro.
La llevó la vorágine
como el río que sacia
en su gesto de lágrima
la sed de ser,
la humana plenitud
que el azar le negó.
La aventura
acabó en el vacío
de un parque abandonado.
Y a lo lejos
las luces de neón repetían
con procaz alegría
Welcome to Vegas!
¡Felicidades!
ResponElimina¡Muchas gracias!
EliminaQue maco!!!
ResponEliminaMoltes gràcies!!!
Elimina¡Bonito!
ResponElimina¡Muchas gracias!
Elimina¡Enhorabuena!
ResponElimina¡Muchas gracias!
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