En tu carne de piedra
el sol fundió su sangre
mientras un viento seco
remaba entre el olivo
la vid y el limonero.
El tiempo te lamió
de la historia su herida,
los restos nos ofrecen
en los frescos antiguos
los Lirios de aquel Príncipe,
las sensuales diosas
en su silencio eternas,
y el mar... El mar no olvida
que en sus aguas callaron
muerte, dolor y gloria,
pero tampoco olvida
que en sus olas renace
la vida a cada instante.
Maco!!!
ResponEliminaMoltes gràcies!!!
Elimina¡Felicidades!
ResponElimina¡Muchas gracias!
EliminaBonic!!! Felicitats!!!
ResponEliminaMoltes gràcies!!!
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