dissabte, 1 de maig del 2021

Poemas para una ausencia

                II

Otra vez frente a frente

tu verdad, mi verdad

y el silencio de Dios.

En estos días lentos

doloridos y solos, intento

comprender la tristeza ovillada

de este sueño imposible

que despertó en añicos.

¿Por qué temo la noche

desde hace tanto tiempo?...

Qué alivio fuera ahora

tu calor en mis labios

trastocándolo todo,

qué bálsamo a mi alma

dolida de tu ausencia

pasear de la mano

nuestras sombras al día, donde

en vano creímos tener

siempre la luz, de una sola mirada.

Miro los olivares, con ese llanto

gris que la tierra recoge

como madre insaciable,

del útero infinito; allí

donde tú esperas, caravanas

de estrellas sacian su sed

de lágrimas, y huyen aterradas

cuando el alba sonríe

en los amaneceres.

 

Escrito en 1990

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