dissabte, 8 de maig del 2021

Poemas para una ausencia

                 III

A todos nos quedan los recuerdos

gastándonos el tiempo

o doliéndonos el alma,

los más o los menos pensamos

que aquello lejano fue mejor,

¡Ah! La distancia, esa fiel compañera

abandonada, que embriaga los sentidos

de deseos, que duele entre los dedos de la nada

y despierta cansada de un viaje tan lejano

sin apenas dejar una mota de polvo en las sandalias.

El día, ese alto jardín de los agravios

que pasa sin gestar un solo sueño, espera.

Cuando llega la noche

y el silencio levante la luz de tu presencia,

volveré a tenerte arracimado entre mi sueño abierto

exprimiendo el jugo de mis ansias

en el cuenco vacío de mi cuerpo.

Volveré a recordar

-aunque el tamo del tiempo ciegue mis ojos-

para tornar mañana a esperar este infierno

de una imposible imagen en mi alma.

 

Escrito en 1990

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