La tarde cae lenta. Escribo lo que el corazón dicta.
Agrigento, en el fugaz recuerdo,
vuelve y se instala en la hoja en blanco.
El viento golpea los cristales,
y arrastra sonidos antiguos que son liviana soledad en el aire.
Suena fuerte Norma, Casta Diva rompe el oro del ocaso.
Lejos, el mar es una sutil estela de plata
que muere asfixiada de azul.
Preparo un Bellini
con la medida exacta de cava y durazno licuado.
Levanto la copa
y brindo por el más bello momento de un día sin retorno.
Del Poemario Cotidianidad/Quotidianitat, de María Teresa Gascón Frago
Febrero de 2024.
Bonic!
ResponEliminaMoltes gràcies, Tània!!!!!
Elimina¡Bonito! ¡Felicidades!
ResponElimina¡Muchas gracias, guapísimo!
EliminaMaco!!!
ResponEliminaMoltes gràcies, Alícia!!!!!
Elimina¡Felicidades!
ResponElimina¡Muchas gracias, Daniel!
EliminaEnhorabona!!!
ResponEliminaMoltes gràcies, Angie!!!!!
EliminaIntimista. ¡Felicidades!
ResponElimina¡Muchas gracias, Martina!
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