dijous, 9 d’abril del 2020

Poemas para una ausencia (III)


III

A todos nos quedan los recuerdos
gastándonos el tiempo
o doliéndonos el alma,
los más o los menos pensamos
que aquello lejano fue mejor,
¡oh, la distancia!, esa fiel compañera
abandonada, que embriaga los sentidos
de deseos, que duele entre los dedos de la nada
y despierta cansada de un viaje tan lejano
sin apenas dejar una mota de polvo en las sandalias.
El día, ese alto jardín de los agravios
que pasa sin gestar un solo sueño, espera.
Cuando llega la noche
y el silencio levante la luz de tu presencia,
volveré a tenerte arracimado entre mi sueño abierto
exprimiendo el jugo de mis ansias
en el cuenco vacío de mi cuerpo.
Volveré a recordar
-aunque el tamo del tiempo ciegue mis ojos-
para tornar mañana a esperar este infierno
de tu imposible imagen en mi alma.

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