divendres, 17 d’abril del 2020

Poemas para una ausencia (IV)



IV

Nunca será posible jugar a desamarnos
si el amor es eterno entre los crisantemos.
Sobre el dormido musgo de mi vientre
pasarán primaveras insensibles.
Aprisiono tu imagen entre páginas blancas,
te asedio y me rebelo contra imposibles sueños
que levantan murallas de sombras sobre el día.
Te fuiste, antes de que gritara la fuerza de la vida
y muros de flores se alzaron contra el viento.
Al sur de mi garganta, tu luz,
obsesión que me niega sobre las caracolas,
brebajes azulados para morir de amor.
Está sola mi alma siempre fiel a tu ausencia.
No importa en qué momento,
ni importa si el destino trató
de trastocar desvelos aprendidos en vísperas de fuego;
no importa si me quemo,
si es antorcha mi esencia,
si ilumina tu imagen, más allá de la vida.

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