A Anna Murià
La mar, la mar, la mar.
Teje Penélope cabelleras de plata
sobre el vientre de Ulises.
Las barcas llegaron,
varadas para siempre ;
juegan a su recuerdo inquietudes de olas.
Ojos y corazón, en ellos, mineral añoranza
hace temblar la piel por agua poseída.
Inicia el viento la danza de las horas,
se posa en las ruinas,
las besa y las penetra
sucumbiendo a un misterio de luz y de silencio.
¿ De dónde viene la fuerza del pasado ?
¿ Esta fuerza capaz de abrir en canal
la esencia de la vida,
de poner remos a los signos
y hacerlos navegar entre un azul y otro...?
¡ la luz !
La luz contra las sombras.
La luz más allá de la nada
que tragó la gloria del hombre y de sus dioses.
La luz quemando piedras de miradas antiguas.
Se incendia el pensamiento bajo el sol inclemente
y, de su sangre, una Venus de espuma otra vez
se enamora.