divendres, 12 de novembre del 2021

La vida en cada labio (I)

 

La vida se incendia en los labios

y nos deja sus ganas de ser en las palabras.

Hay un aliento a verso, amigo, entre las cosas,

una esencial razón

cada vez que pintamos de negro el blanco espacio.

 

Si conocieras los inviernos, las noches,

las mañanas que clavaron su daga en la memoria

para dejar sangrando las ideas

como lava arrasando, como brasa,

como brasa abriéndose camino

en el tumulto virgen de los sueños,

y luego los recuerdos,

pesados, doloridos, de rojas cicatrices

que agitan amargores

y emergen fantasmales para frenar

el paso imparable de los signos.

 

A veces amanece

y la mirada encierra estrellas y silencios;

entonces adivinas, feroz, la soledad vestida de sudario

entonces llega el aire,

cuán inútil el aire penetrando en la estancia

tratando de leer palabras y palabras

qué perdidos los vuelos dormidos de los pájaros

por el alba sagrada del pasado

que golpea las sienes inocentes

con viento, otra vez viento,

como en aquellos días por el jardín de acacias

con canciones y corros azules, blancos, rosas,

florales ilusiones de una infancia lenta

pasada con la prisa que los otros ponían

entre libros de texto y frío, sobre todo frío

cuando las torpes manos reseguían esferas,

mundos e inviernos boirosos y escarchados.


 

 

Paraules violeta (1995)

 

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