Sobre el violonchelo unas manos expertas
arrancan la ingravidez de un son.
Hay amor en la piel
que cubre esos dedos de vértigo y pasión
mientras Brahms se hace noche
en las cuerdas alumbradas de luna,
qué soledad de ser
solamente en el aire
y qué hondo el lamento
de Bruch en el espacio.
Suena Bach y la memoria es
un mar lejano, dos cuerpos,
gasas de niebla acompañando un ritmo...
Inmunes los recuerdos a dentelladas roban
tiempo pasado al tiempo y luego
siempre, siempre, se hace el silencio.
Publicado en el "XV Cuaderno de Profesores Poetas". Segovia (2019)